lunes, 11 de julio de 2011

Calor. Sirenas y motores contaminan el aire. Él lee un libro, cualquier libro, no le importa el tema. Parecen poemas y él se entretiene en las metáforas de la tinta: forma castillos y caminos negros, perras correteando su cola, palomas vagabundas, etc. El autobús retumba con una música que él no escucha, las palabras se disuelven en el aire y él no las entiende. Sin motivo concreto, alza la vista. Está ahí, es la mujer más bella, iluminada por la luz que se cuela entre una nube, radiante, llena de vida. Mueve sus labios, está cantando. Él intenta escuchar: Te amo, la oye una vez con una voz melosa, desagradable. "Te amo, eres mi adoración", escucha de nuevo y no lo soporta. Bota el libro y sale corriendo por la puerta delantera. Afuera la lluvia cae en torrentes. Las calles, los autos, las casas son un eterno escurrir de tinta y él corre, huye.

DAGS

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