Descubrí que a ti no te amo.
No te amo por lo que eres,
ni por lo que soy cuando estoy contigo,
porque tú ya eres otra
y yo no sé si aún estoy vivo.
No amo ni tu cuerpo, ni tus labios,
ni las noches con el sueño en exilio,
ni tus ojos nocturnos,
ni las caricias dadas al aire.
Ni siquiera te amo por mis sueños derramados
en el juego de la vida con el jugo del amor...
No te amo a ti, sino a tu recuerdo.
Amo las huellas que dejaste en mis playas,
dulces, pequeñas, inquietas, fieras, iracundas,
volátiles pero imborrables,
dolorosas pero no criminales,
cariñosas, inquebrantables.
No te amo a ti, sino a la sombra que sigue conmigo.
Daniel Santillán
jueves, 9 de julio de 2009
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