domingo, 27 de diciembre de 2009

Lune bleue


la luna cachonda nos extraña, tiembla de frío porque no hay quien restriegue sus piernas contra las garras feroces de la hierba o empape su rostro con la tímida y suave lengua del concreto.
se siente sorda, no hay música silverstre y ya nadie le grita sorprendido y extasiado desde el hocico de esos perversos matorrales. también cree que comienza a fallarle la visión, entrecierra los ojos buscándonos en el balcón desmoronado del edificio ajeno ahora habitado por fantasmas, quiere ver si alcanza a distinguir los labios de la lluvia recorrendo la tibieza de tu espalda.
se sumerge en cada habitación del Miramar y se ahoga libre sin que sus manos estén amarradas con las gastadas y desafinadas cuerdas que rompiste. le angustia que no le llegue el aroma de tu insistente cigarrito, ni el verde humo embriagador de tu sonrisa.
ansiosa se hincha poco a poco y desespera, dirige sus gemidos a la nada y desea despojarse de su luminosa piel. todo por no saber que tú la miras de frente y yo de espaldas. cada quien desde un espejo diferente.
acércate un poco y la podrás tocar de nuevo. la luna cachonda nos necesita.


domingo, 4 de octubre de 2009

Despertar

Desperté y supe que te habías ido, fue ese tipo de experiencia en la que calculas que te falta parte de ti. Siempre sabemos cómo podría empezar pero nadie nos hace pensar en cómo seguir cuando se acaba.
Acabar, es un verbo que tiene un fin, el fin en si mismo como si estuviera hecho para que el ser humano entendiera que la muerte es acabar con los sueños de uno ¿los sueños tienen fin?
Los sueños son lo que me hicieron levantarme y completamente consciente de la cama decidí no ver más que mis pasos, uno tras otro, primero lograr prender la luz, las lagrimas no me permitían darme cuenta de la toalla así que me arrastré hacia el baño, la regadera hacia ese sonido de tuercas retorcidas que solo tu podías solucionar, gracias a la divinidad había agua caliente.
Me bañe, no sé por cuánto tiempo intente quitarme la desgracia que sentía en la piel, las lagrimas se confundían con el flujo de la regadera, me enjaboné y recordé no sé cuantas bromas hechas por años, las bromas no ayudaron a olvidarte.
Salí del agua y buscaba la toalla y recordé que la deje en el cuarto, inmediatamente me di cuenta de que comenzaba a pedirte que me la pasaras pero logré contener la petición y no importo salirme desnuda, más desnuda ya no me podría sentir por no sé cuánto tiempo más.
Acto siguiente fue ponerme el disfraz diario, no veía nada, la memoria muscular me ayudo, prenda tras prenda logre llegar al torso y me sentí ridícula. Ridículo es el hecho de que no podamos seguir, una prenda qué más da, la gente solo vería lo superficial nunca importa que tanto llevemos puesto siempre y cuando el velo continué en su lugar.
Total llegue y complete el ritual, necesitaba un poco de maquillaje, el trabajo exige todo. Cuando vi completada la maravilla que es despertarse un día y no precisamente cualquier día me detuve un momento.
El momento de contemplarte completa, no faltaba nada, el arete, el suéter, los zapatos, pantalón y demás, pero el velo seguía cubriéndome los ojos, las lagrimas se convirtieron en una pequeña bruma que empaña la visión.
Acabar, yo acabe en ese día pero la parte que deje en la cama… esa parte… me sigue haciendo falta.

Máscaras de Zacatecas

hay algunas caras, de vez en cuando, tan verdaderas, me parece como si fueran a saltarme encima, son caras que gritan, ¿Comprendéis lo que quiero decir?, te gritan encima, es horrible, no hay modo de defenderse, no hay... modo.
Océano mar, Alessandro Baricco




Entro a un espacio de ruinas y rostros
y una sonrisa maquiavélica que se abre para mirarme con sorna.
Las miradas huecas que enuncian la fuga del alma,
seguramente acechando en las cercanías,
como prófuga, como bestia salvaje
que proviene de abismales selvas,
esperando para saltarme.
Rostros monstruosos que revelan mi existencia al reflejarme,
me veo y los veo.
Están ahí, sin vida,
sé que me ven, pero no me miran,
sé que tras su rostro no hay más que un hueco
(¿Será la manifestación del vacío humano?),
un vacio único que todos compartimos
y que, sin embargo, me perturba.
Siento el leve pestañeo de un ermitaño,
¿Serán los años de polvo los que inyectan de vida?
La mística vivacidad del tiempo
que se manifiesta en lo muerto.
Me sumerjo entre la bruma melancólica de un ojo
y de pronto me encuentro descubierto.
Es la propia niebla la que veo,
el abismo blanquecino que todos compartimos:
ideas, sueños y recuerdos difusos,
todo entremezclado, sin límite,
un vacío de blancura donde el todo se licúa,
me confunde con la nada.
Entonces quien me acompaña también se desnuda,
se muestra confundida entre la nube condensada.
Y me asusto del vacío tras los ojos,
me asusto y me escondo en los rostros de demonios,
arlequines y viejos, animales fantásticos,
pregoneros de sabia piedra,
de vitalidad de madera.
Pruebo unos, otros, camino entre miradas vacías
sin encontrar la mía.
Ahora soy un niño, ahora un viejo,
un ángel o demonio, bestia, quimera...
Y el vórtice de rostros me lleva a un nuevo espacio
¿Quien soy yo bajo este cielo?
¿Qué máscara me he puesto?
Daniel Santillán




sábado, 22 de agosto de 2009

no hay nadie

pocos sonidos tienen ese poder.

cuántas veces de niña le rogué a mi madre que no me dejara sola.

deseaba con todas mis fuerzas no escucharlo.
taladraba la casa de un extremo a otro. las paredes, la mesa, el vidrio de la puerta, todo se distorsionaba, los círculos concéntricos demostraron que nada ahí era sólido.
latidos cada vez más frecuentes martillaban mi pecho que se resistía a ser penetrado por ese grito sin identidad. permanecía en posición fetal sin poder ignorarlo.

si cierras los ojos sólo se hace más presente. tres...
respirar profundo y concentrarse en el t
elevisor. cuatro... no ceder ante la curiosidad morbosa. cinco... unos segundos más y la amenaza se detendrá. seis. en ocasiones regresaba después un cuarto de hora, tal vez más. el frío volvía a la palma de mis manos. mi boca permanecía cerrada. uno...

asumir la responsabilidad. ¿qué significa "hola"?


estoy a salvo pero me equivoqué, de este lado del auricular también hay incertidumbre.




sábado, 8 de agosto de 2009

The angel of the North - Poema


Eres la música de los árboles,

la voz callada de la piedra,

el grito profundo del río,

la triste canción de la marea,

el viejo lamento de los bosques,

el sollozo desconsolado de la lluvia.

Eres agua, eres monte, eres nube,

eres el fuego blanco de la luna.

Eres noche, eres sombra, eres idea,

eres el recuerdo dormido,

los fantasmas que mi mente recrea.


Daniel Santillán

jueves, 9 de julio de 2009

No te amo

Descubrí que a ti no te amo.
No te amo por lo que eres,
ni por lo que soy cuando estoy contigo,
porque tú ya eres otra
y yo no sé si aún estoy vivo.
No amo ni tu cuerpo, ni tus labios,
ni las noches con el sueño en exilio,
ni tus ojos nocturnos,
ni las caricias dadas al aire.
Ni siquiera te amo por mis sueños derramados
en el juego de la vida con el jugo del amor...
No te amo a ti, sino a tu recuerdo.
Amo las huellas que dejaste en mis playas,
dulces, pequeñas, inquietas, fieras, iracundas,
volátiles pero imborrables,
dolorosas pero no criminales,
cariñosas, inquebrantables.
No te amo a ti, sino a la sombra que sigue conmigo.

Daniel Santillán

jueves, 11 de junio de 2009

Zapatos en el alambre


algún momento del 2008

-mira mis calcetines, son de colores

-porqué te gustan tanto los calcetines?
-son felices
-se ríen contigo?
-me hacen sonreir, como el refresco rojo.
-a sí, ya recuerdo. eso de la gelatina verde y los globos aerostáticos.
-también la palabra globopuerto es feliz. hoy en la mañana escuché otra: pingüinario. también es feliz.
-yo no soy feliz.
-bésame.

-te hace feliz estar conmigo?
-no, como tampoco te hace feliz beber esa chingadera.
-préstame dinero para comprar otro trago.
-no.
-ándale, y me lo tomo con refresco feliz.
-siempre interrumpes todo. ten.
-no me tardo. no te vistas.

-ten tu cambio.
-acuéstate.
-deja que me lo fume, sino no voy a ver dónde echo la ceniza. no es bueno usar el piso de cenicero cuando no sabes bien qué hay en él.
-sólo ibas a comprar alcóhol.
-veneno en general. escucha esa canción, trata de un mediocre.
-qué chafa.
-te gustan los mediocres, por eso estás conmigo.
-te gustaría ser un mediocre, así podrías justificarte.
-no sirvo ni para ser un mediocre?
-te esfuerzas demasiado. te tiene que salir más natural.
-qué puede ser más natural que mi pinche vicio. ni siquiera me lo pago yo solo.
-...

-¡cáyense malditos pájaros!
-eres un amargado, sólo porque tú no puedes cantar...
¿qué haces? deja mis zapatos.
-a ver si así se callan.
-ni siquiera tienes puntería.
-por eso los estoy amarrando, si no les da uno les dará el otro.
jajaja!! tomen eso!
-¿ahora cómo me voy a ir?
-en calcetines, arrastrando tu felicidad. o si quieres puedes quedarte aquí, a vivir conmigo. comeremos gelatina de todos los colores.
-bueno.
-pero no te amo.
-y si yo te amo ¿a tí qué te importa?

miércoles, 10 de junio de 2009

Cerviz

Más recuerdo es que deseo:

De enjuta tristeza, tus ojos secos

Y tus labios, almendras de vago sabor

(Sonrisa de astral alineación),

Tus manos de heno bordado

Y tus ingles de vocacional ardor.


Canto el olor vaporeo

—a fruta recién cocida—

De tu cuerpo extinto

Y tu dulce peso sobre mi pecho.

Sólo calla lo que piensas:

Arruinas la magia de tu cuerpo.


Ser con pies de tuétano anegado:

Camino sobre tu presa invicta

En busca de complacientes texturas

Para mi lengua sin memoria.


(Del augurio filtrado en deleite,

Testigos presenciales son

Mi boca voraz

Y mi provisional espalda inerte).

lunes, 8 de junio de 2009

CuNa

Yo sólo quería mirar tus ojos y beber el blanco elixir de tu amor mientras tus suaves manos acariciaban mi rostro.

Esperaba robarte sonrisas y besos miles de veces al día y sentir el calor de tu cuerpo cuando me estrecharas a él.

Quería inundar tus ojos de alegría cuando me levantara sosteniéndome del sillón y tomar la tercera parte de tu mano para caminar a mi ritmo por el parque.

Imaginé que te cautivaría con una sola palabra.

Prefería que lloraras cuando yo me alejará por primera vez de ti, aunque fuera una ausencia de algunas horas.

Pensé que querías leer mis primeros poemas y enmarcar mis primeros cuadros para hacerme un altar tan grande como el que yo te hice.

Creí que querías enseñarme el mundo, que me involucrarías en casi todas tus actividades y que no podrías concebir la vida sin mí.

Sólo quería que te enorgullecieras, que a cada logro mío una lágrima de alegría rodara por tu rostro.

Me había preparado para los gritos, los regaños y las palabras dolorosas de falso odio.
Supuse que antepondrías mis necesidades sobre las tuyas.

Pensé que te sentirías realizada al verme hecho un hombre.

Soñé que la voz se te ahogaría en llanto de alegría cuando te dijera que me iría con otra para formar una familia y que no verías la hora para volverme a ver.

Creí que seríamos felices, sin embargo te has ido arrastrando lentamente los pies, con los muslos manchados de sangre, sosteniéndote de las paredes con las manos vacías y el cabello empapado de sudor, y yo estoy aquí, viendo pasar por mis ojos una vida que nunca viví, rodeado de enormes animales grises e insectos que revolotean sobre mi cabeza, sintiendo el frío de la ciudad entrar por mis poros mientras mi piel se pinta del color del cielo. Ahora me doy cuenta que la vida es muy corta y que al nacer no todos tienen cunas de suave nube, sino que algunos tenemos tumbas de maloliente desprecio.

miércoles, 3 de junio de 2009

Imsomnio


Y es el sueño,

el sueño que desfila interminable,

el sueño que danza,

pasa, me seduce y se revela,

es la flegelación nocturna

de sentirte en el aire,

tocar tu carne que se diluye en el vacío

propagándose en la laxitud de la alcoba,

piel de luz luciendo entre las sombras,

un soplo cálido en la mejilla,

la brisa marina

que la sábana transpira

y me naufraga entre sus olas,

un sopor nocturno que araña las sienes,

la obsesión por el suicidio

que me acosa desde hace días...


DAGS

sábado, 30 de mayo de 2009

Máquinas...

- Y es que usted no sabe lo que son esas madres, siempre la misma respuesta fría, siempre lo mismo... Trabajar día tras día sin más compañía que una máquina dentro de ese cubículo de cartón, tener que entablar ese enfermo diálogo con un montón de plástico, cables e informática. En verdad que uno termina odiándolas, odia el trabajo, odia al jefe que no sabe lo que es trabajar para él, odia el sentirse presionado por todo, odia los lunes por la mañana cuando tiene que regresar a pelearse con una puta máquina, odia la máquina, odia todo... Y ni modos ¿Qué hacer? ¿Destruir la máquina? No, sin máquina no habría trabajo; aunque me enferme, la necesito, necesito alimentarme de ese parásito. ¿Matar al patrón? ¿Para qué? Sin él no hay máquina y sin máquina no hay trabajo, y por más que lo odie, si desaparece, en cuanto se vaya uno llegará otro igual o peor.
Sí joven, sé lo que piensa, sé que a usted mi vida le importa poco, sé que en lo que menos pensaba era en los deberes, en la escuela o en el trabajo. "Ahí viene ese viejo cabrón a chingar" pensó, ¿a poco no? Yo pensaba lo mismo a su edad, creía que los viejos eran demasiado anticuados, creía que mi generación marcaría la diferencia, que el futuro estaba en la revolución, la ciencia, la tecnología, la filosofía, la justicia, los hippies, la mariguana, qué sé yo. Pero véame, terminé siendo lo mismo que critiqué, siendo parte de un sistema que odio igual que usted. No, no crea que le estoy diciendo cómo vivir. Si nunca supe qué hacer con mi vida, mucho menos sabré qué hacer con la de los demás, es sólo que al verlo tirado me acordé de cuando tenía su edad, la persona que era, lo que creía, los sueños que tuve que olvidar. No sé siquiera por qué los olvidé. Sería inútil culpar a la familia, a la pobreza, al trabajo, al sistema, no importa, fue todo y nada, sólo pasó. Y terminé por odiarme a mí mismo...
Odio... Odio... ¿Qué hacer con tanto odio? Antes golpeaba a mis hijos, agredía a mi mujer, peleaba con los vecinos y me emborrachaba. Pero la vieja murió pronto, los hijos partieron en cuanto pudieron y los vecinos me evitan. Lo único que me quedó es emborracharme, salía de la caja de cartón y camino a mi casa me detenía en algún bar, cualquiera, no importaba mientras el barman me siguiera sirviendo tragos y me dejara emborrachar a gusto... Fue por entonces que llegó el primero, parecía un estudiante de derecho de no sé qué escuela, era delgado y simpático, parecía ser muy popular y lo único que hizo fue decirme "viejo inútil" en la entrada del baño, mientras yo lidiaba por poner en pie mi borrachera. Cuando salió del baño lo oí murmurar algunas palabras, pero sólo entendí: "...ya debería morirse...". En realidad no sé si me lo dijo a mí, pero en ese momento mi frente enardeció, mis puños se apretaron hundiendo las uñas en la palma, sentí mi sangre cargada de ira circular por todo el cuerpo y agolparse en mis ojos y en las sienes, estaba furioso, pero demasiado borracho para hacer algo. Salí del bar y esperé en la banqueta, sentado, rumiando de odio, todo mi ser fue odio y embriaguez...
No tardó más de una hora en salir tambaleándose solo. Era tarde, pasada la media noche, y a esa hora en el centro de la ciudad no hay más que negocios cerrados y uno que otro automóvil. Lo seguí, esperaba poder enfrentarlo, quería reñir con él. Lo alcancé justo antes de llegar a otra calle muy oscura, le reclamé sus palabras y sólo me ignoró para introducirse en la oscuridad. Todavía con el sopor del alcohol en el cuerpo, enceguecido por la ira, corrí hacia él y le di una patada en las corvas, sus rodillas se estrellaron en el concreto y metió las manos para no caer por completo. Yo aproveché la oportunidad y le di otra patada, ahora en los brazos que lo detenían débilmente. Su simpático rostro se estrelló en el pavimento y quedó recostado boca abajo. Lo monté y con ambas manos sujetando su cabello lo hice impactarse una y otra vez. Con cada embestida mi ánimo mejoraba, la visión de la sangre me puso eufórico, las percusiones del cráneo y sus débiles quejidos me hicieron pensar en un ritmo prodigioso, como los tambores africanos que te transportan a un estado casi místico, así fue la música de la muerte... Y lo golpeé contra el suelo con más fuerza, más fuerza, más fuerza, más... Dejé al muchacho tendido en una cama de sangre, no lo sentí respirar y tampoco me importó, me fui temeroso de ser arrestado pero con una sonrisa, una especie de bienestar que duró una semana.
El segundo y el tercero llegaron unas semanas después de formas muy distintas. A uno lo encontré drogado, tirado en la acera, no parecía un indigente, pero estaba perdido en el viaje. Parecía más bien que era uno de esos chicos de clase media que están inconformes con todo y para demostrarlo se vuelven "anarquistas", se hacen tatuajes, se perforan por todos lados y usan cadenas no sé por qué. Al pasar junto a él me pidió unos pesos y como no quise dárselos me dio un golpe en la pierna haciéndome trastabillar. Enfurecido, tomé una de sus cadenas que colgaban de su chaqueta de cuero y lo ahorqué con ella, lentamente. No había nadie por la hora, así que esta vez el ritmo de la muerte fue tranquilo, acompasado por sus convulsiones y mi respiración, como un mantra que te hace entrar al nirvana. Me llevé la cadena para evitar que encontraran mis huellas. Ahora la conservo como recuerdo de mi deber.
El tercero fue ella, una chica. Vivía por mi colonia y la vi al regresar en el parque, había tenido una pelea con su novio y lloraba desconsoladamente. Me preocupé y me senté con ella a charlar en la oscuridad. Habló de sus sentimientos, de todo y de nada, estaba muy deprimida y harta de la vida, mencionó varias veces la posibilidad del suicidio. Estaba más drogada que los otros dos, el amor es la peor droga en este mundo. Después dijo: "El amor es un rayo de luna". Me sentí tan conmovido ante tan sabia verdad que decidí hacerle un favor. No me arriesgaría a que se arrepintiera de suicidarse, como yo tantas veces lo hice. Tenía que evitar que ella llegara a ser una vieja como yo, amargada, sin sueños y sin esperanzas. Ya había matado antes, así que no fue difícil hacerlo en ese momento. Me levanté y miré a mi alrededor. Habían podado los árboles recientemente y las ramas y troncos estaban amontonados muy cerca de nosotros. Tomé uno y me acerqué lentamente por atrás, ella seguía llorando, un ritmo triste, muy triste, como la sonata de Beethoven, me sentí conmovido como si escuchara un bello y melancólico poema y con un sólo movimiento dramático, golpeé su cabeza y ella cayó noqueada, sin ninguna queja. Entonces continué golpeándola con el tronco, una y otra vez, hasta asegurarme de que ya no respiraba. Estaba llevado por un sentimiento tan intenso, como hace años no sentía, me sentí más vivo y lloré.
Así me di cuenta de que todo me mataba poco a poco, la máquina, el trabajo, la sociedad. Después de matar, la vida era distinta. Todo era nuevo, más intenso, más vivo. La gente que trabajaba conmigo no se explicaba mi cambio, me volví más amable y feliz, nadie sospechaba el motivo de mi felicidad. Mientras que para mí ellos ahora eran los muertos, más muertos que esa máquina, eran bultos arrastrados por la corriente de un río oscuro, no sabían a dónde iban ni de dónde venían, sólo se dejaban arrastrar inconscientemente. Todo a mi alrededor era arrastrado por la muerte y yo los veía pasar conmovido. Para mí es un acto piadoso evitar que ustedes, jóvenes, sean arrastrados como yo lo fui por mucho tiempo. Es preferible que mueran con sueños e ilusiones y no sin ellos, como yo.
He ayudado a salir a muchos, hasta hoy usted es el trigésimo tercero, nunca me había detenido a platicar con alguno, pero no sé por qué su rostro me inspira confianza y, aunque sé que ya no me oye, quise hablar con usted. Al fin de cuentas en este mundo ya nadie oye, ni ve.

DAGS

lunes, 25 de mayo de 2009

Del silencio 2

"No veìamos. No vimos.
La niebla la inventamos..."
Efraìn Huerta


El silencio donde me estoy creando es un silencio que no me pertenece.

El mìo lo perdì cuando niña, ocultàndome,
encerrando la vida en un armario para cerrar los ojos,
creando arcoiris en las nubes del tiempo.

Ese silencio que es final del ruido,
cascada hacia el origen,
principio de la nada,
nacimiento de nuevas palabras,
tic tac eliminado,
detenciòn de un tiempo para llorar las horas,
distancias convertidas en un punto inerte,
muerte,
no es mìo.

Es un silencio que me he inventado para imponerme un renacer ficticio,
para creerme el vacìo
(vacìo lleno de ojos cristalizados,
de frutas secas – naturalezas muertas-
de ciclos tejidos con los hilos dionisiacos de la noche).

Es un silencio inerte de muñeca de trapo,
de mariposa disecada en vidrio.

Este silencio no es mi silencio,
mi silencio es irrecuperable, innadable,
se perdiò por una manzana,
por una serpiente.

Este silencio no es sino el fingimiento del silencio
con un murmullo de fondo
como un coro de lluvia seca.

Carla de Pedro

jueves, 21 de mayo de 2009

Necrofilia

"El hombre olvida que es un muerto que conversa con muertos"
Jorge Luis Borges

Un beso con sabor a tierra
me sepulta entre tus brazos
y andamos por la ciudad
hecha de lápidas sin nombre,
sólo ventanas y concreto.

Todo está muerto,
un cementerio de cadáveres insepultos,
"carne con cara e identidad".

Nos amamos entre muertos,
la vida es una entrega en el anfiteatro.
Se muere el árbol,
el ave y el cielo
y nosotros nos entregamos en la muerte.

Frente a los ojos ciegos,
nos amamos
profanando el espacio y el aire con gemidos,
nos aferramos a la vida
arañando la tierra de la espalda,
entonces vuelve el color a las pupilas
y la rigidez se vuelve una caricia lúbrica,
nos desnudamos entre besos
y le gritamos a los que ya no escuchan
las palabras incoherentes
de nuestro amor perverso.

En un instante olvidamos el olvido,
las tumbas y los huesos,
la historia, su memoria y sus víctimas,
olvidamos todo bajo una especie de eternidad
que nos deposita en el vacío,
un pozo sin tiempo y sin espacio.

DAGS

lunes, 18 de mayo de 2009

...

El mundo,
desnudándose de sus falacias,
se me entrega en un pétalo de nardo,
con cada una de sus melancolías
lo veo arrojarse desde el puente de mis ensoñaciones
hacia el absurdo.


¿Qué desea de mi tan frágil
asombrada ante su magnificencia desoladora
y mirando mi reflejo en sus ríos
descompletándome eternamente?


Mundo tragicómico burlándose de mi inocencia patética,
jugando a seducirme con cada una de sus curvas sintéticas
y es que cada árbol me grita su existencia imposibilitada de instantes caducándose
inexistentes e imprudentes como el instinto.

Podría sobrevivirme lamiendo los cielos azules de algodón docificante
si no se me oscureciera la lengua en la noche,
si no escupiera las palabras a la incertidumbre,
si el humo no me quemara los labios.

El insomnio no significa sino un ramo de espinas y ausencias que develan el sinsentido.

El mundo irrumpe esta noche, pues, por mi ventana para robar mi inocencia,
violando mis pensamientos hasta dejarme desangrada
y sola.

Carla de Pedro

domingo, 17 de mayo de 2009

ReMeMoRaNdO y ... (Èl No Lo SaBe ... SsSsShHhHh)

Mientras la luz espolvoreaba el nuevo refugió con risas y sueños él se acercó y beso sus labios con un roce, había llegado y estaba ahí, sentada sobre su sillón tan blanca y misteriosa, con los coquetos ojos fijos en él y la esperanza dibujada en su sonrisa.
Ninguno de los dos lo sabía.

Después del Ostara y antes del aniversario de Cáncer el cosmos los unió, él la había llamado desde antes con los sueños colgados en las estrellas y el desvarío en sus venas, pero ella sólo llegó a la ventana como un suave vapor fugitivo, mas ahora estaban ahí tan reales como la imaginación.

Ninguno de los dos lo sabía.

Ella lo había olvidado, había recorrido las calles con un pequeño vacio escondido en su corazón, bajo el amor de su madre, a la derecha de la amistad, sí, junto a la nostalgia. Se había convencido de ser una Santa o una Salamandra urbana pero nada de esa identidad rellenaba el huequito que algunos ratos punzaba con intensidad.

Ella no lo sabía.

Él estaba satisfecho con su vida, había logrado una estabilidad que pocos alcanzaban, y sabía por donde seguir, sus ojos podían ver el camino y su espíritu podía avanzar sin problemas.

Él no lo sabía.

La llevó a una peña, rico bosque mágico que sólo los de corazón puro pueden comprender, ella lo había olvidado, pero la sangre llama. De sus manos destiló la esencia de su signo lunar y el perfume de la madera erizó su piel como sólo la danza había podido.

Ya había ido a otros bosques, pero no con el carnero, no con alguien de corazón puro que la haría recordar.

Él corrió hacia el árbol y le mostró como compenetrarse, como tomar su forma, adquirir su superficie, jugar con las hojas, sentir las raíces bajo la tierra húmeda y escuchar el susurro del viento. Lo logró, logró convertir su femenino cuerpo y el del árbol en uno mismo, pero sólo por un breve momento porque la razón de la ignorancia pasó rápidamente.

Caminaron, él le mostraba y ella vibraba, la sangre llama.

Cansada por la confusión se sentó en una banca e inconscientemente tomó unas varas, él se sentó junto a ella y le comenzó a hablar de cosas mágicas que se hallaban alrededor, ella lo escuchaba y sin darse cuenta dibujaba con las varas olvidados ritos en la tierra. -Llévame a la Sierra de Oaxaca a conocer a la bruja Doña Cata- La sangre llama.

Abandonó la banca y se sentó en el pasto, él se sentó junto a ella y beso su desnudo hombro con un roce y entonces ella pudo ver las hadas, unicornios, duendes, brujas, sátiros … todo lo que había olvidado, todo lo que no se podía ver siendo una falsa Salamandra o Santa urbana. Puso sus manos sobre el pasto y se compenetraron en uno solo, él los acarició -Qué linda ninfa del bosque- sus ojos brillaron, el hueco estaba rellenado porque ahora todo tenía sentido, lo había recordado, era una ninfa… una ménade.

Ella lo sabe, ahora es el turno de él. …

miércoles, 6 de mayo de 2009

Recuerdos

Hay días en que los fantasmas vuelven a acosarme.
Ya no los distingo claramente,
pero aún les temo.
Hay veces en que la ventana del pasado
se empaña con las lluvias pasajeras de la época.
Por eso me gusta la lluvia
porque empaña las miradas,
las oculta.
Ya no están esas miradas,
por lo menos ya no son las mismas.
A veces me entristece saberlo,
a veces simplemente me alegro.

Hay noches en que los fantasmas se vuelven insoportables
y uno quisiera gritarles, ahogarlos, perderlos,
mentarles la madre,
correrlos, sacarlos, beberlos de nuevo
en un sepelio de cantina,
enterrarlos entre las cenizas,
entre las colillas del cigarro.
Luego renacen de su tumba
y ascienden en el humo
y vuelven a acosarme,
me asechan, me vigilan,
los veo y los respiro
y nunca dejan de rondarme.

martes, 5 de mayo de 2009

Vigilia

"Abandonados siempre. ¿De qué? ¿De quién? ¿De dónde?
No importa. Nada más abandonados.
Cantamos porque sí, porque tenemos miedo,
un miedo atroz, bestial, insobornable,
y nos emborrachamos de palabras
o de risa o de angustia."
Rosario Castellanos.
Alguna vez mi propia risa me extrajo de un sueño que jamás logré recordar. Un par de veces he despertado llorando, alarmada por tragedias oníricas. Otras tantas ocasiones me he quedado dormida en una almohada —no siempre mía— húmeda de llanto. He llorado en sueños, en vigilia, en duermevela, en embriaguez. Sólo recuerdo risas en la cotidianeidad, por estimulación externa, por ánimo simple. ¿Dónde he guardado la alegría, entonces? Seguro que se ha escondido de mí por vergüenza; o quizá por venganza. Nunca la he perseguido como fin en sí mismo y ella no ha sido generosa.

He sido feliz, a ratos. Tampoco los recuerdo. Incluso la sensación me resulta vaga. Ha valido la pena, supongo. Existe la posibilidad, también, de que me engañe, de que todos lo hagamos, ¿qué es la felicidad y por que la anhelamos tanto?: la sonrisa permanentemente estúpida, la piel complaciente, la satisfacción absoluta. Jamás se reunirán. Sólo queda esperar el olvido de la incertidumbre, del rencor, de la indiferencia, tal vez de la pasión; esperar que todo gire en torno a una mirada o a un roce o a un logro contundente y exacto, siniestro.

Siempre se resta importancia a los procesos y el tiempo se deja ir, nuestro tiempo. Nos sentamos a esperar que el tiempo pase, que termine el duelo, la presión o el vacío; yo nunca he hecho nada para llenar el tiempo; sólo lo veo repleto cuando ha pasado, cuando su deformidad lo hace mentira.

Recuerdo, pues, que todo éxtasis es seguido por un estrepitoso hundimiento.

(Cuando soy feliz no pienso, exagero.)

•••

¿Cómo hacer infeliz a alguien más? Cuando es intencional nunca resulta bien. La venganza es laboriosa, absorbente, patológica. Pero si es casual resulta peor por desinteresada y certera; es subestimar al destinatario, o peor, es ignorarlo.

He sido mala, lo sé. Y no ha sido suficiente.

lunes, 4 de mayo de 2009

Desesperanza

Casi ya no recuerdo los días en que acostumbraba soñar. No recuerdo más las ilusiones, ni el ambiguo significado de la esperanza. Ahora me siento a mirar el vacío, y me parece que las nubes se encuentran más allá de las ganas del suicidio –hace cinco días lloré inconteniblemente por el miedo a la agonía y a la muerte—; más allá de las ganas de salir huyendo –cuando la gente aún podía viajar, anduve por los río profundos, por las montañas y por el mar de gran parte de Latinoamérica, y siempre sentí inevitable nostalgia y ganas de volver con la familia, ahora extinta—; más allá de estrellar mi cabeza contra la pared –de cualquier manera todo golpe físico resulta doloroso—; más allá de las ganas de estirar los pies al salir a caminar y ver el sol –el cielo siempre puede oscurecerse con polvo radioactivo—, y más allá de las ganas de salir de este hoyo oscuro y verte.

Ayer buscaste mi rastro; como por acto ritual, con mi última electricidad, sentí la vibración de tu llamado y te encontré, por las desiertas calles de lo que fue el centro de nuestra ciudad abandonada. Locales cerrados y apenas cinco transeúntes con un trapo cubriendo sus bocas, y en medio de la desolación apareciste. Me obligaste a abandonar mi agujero para arrastrarme a otro, un agujero oscuro también, pero colectivo, como último agujero de los sobrevivientes darks, hippies y cholos de barrio. Platicamos un poco; nos besamos bajo el riesgo de contagiarnos de virus, –pues en este tiempo los besos, los toqueteos y el coito sólo son seguros a través del espacio virtual –y, a pesar de todo, mi entrega no logró la magia de antaño. “¿Ya no me quieres? ¿Por qué hoy eres tan extraña conmigo?” preguntaste. Yo respondí que sí con desgano, que soy tuya, pero mis gestos delataban mi duda. Lo notaste –nunca has sido ingenuo, al menos para observar— y yo tibia –como siempre que estoy ante una situación decisiva— traté de acariciarte y decirte que aún quiero arrastrarme ante tus pasos. No lo creíste; creo que ni siquiera yo lo creí. Así que cogí mi morral y, sin despedirme, abandoné el agujero para ir a encerrarme en el mío, cuya ubicación –por si acaso un día decidieras buscarme realmente— nunca te importó conocer y cuyo estado deplorable de humedad ignoraste porque nunca te importó saberlo. Quizá sea por la humedad que mi corazón ya no cree nada, que no tiene calidez alguna y que parece purulento. La causa de tanta humedad son mis lágrimas y mis estornudos. Creo que enfermé desde hace tiempo; creo que pronto me apagaré.

sábado, 2 de mayo de 2009

BeFoRe AnD nOw (ErAsE aNd ReWiNd) (No publicar)

Hey, what did you hear me say a dry tear rolls for my cheek while the drops of the pulque open an escape to the ideal you know the difference it makes and I fill up the happiness with rum while the smoke of the peace increases my friendship with my brothers.

Yes, I said it's fine before and their looks and words drag themselves on my skin leaving a nauseous smell that I suck in with eager filth I don't think so no more and my look involved you and your blood begins to boil while my lips humidify themselves.

I said it's fine before I raise the arms and the music takes off me the integrity to entangle her in the lights that draw up my head I've changed my mind but with soft movements I bathe myself of the rhythm of the sensuality while I rub my skin with lukewarm and delicate lights.

I take it back two, for, six … What difference do how many hands are? Even so they solely know to smear with mud shit on my body erase and rewind and the caresses dress my body of nakedness leaving a celestial fragrance.

It's not the right way, you know They tear my clothes rooting up pieces of my rotten stem, the escapes close themselves, I’m here and now to nauseated me of excitement I just don't want it to grow he fill my spirit with his sugary kisses while the drops of swear open an escape to the ecstasy.

Where did you see me go I gather the frayed integrity, my eyes bled black tears and although I start me the skin with the nails I can remove the dirtiness that wounds my conscience I just don't want it to grow I retire his tender arms of my satisfied body and I sharpen the dagger that going to tear his loving illusions on top of my ego.

I take it back a dry tear rolls for my cheek while the drops of the pulque open an escape to the ideal erase and rewind and I fill up the happiness with rum while the smoke of the peace increases my friendship with my brothers.

jueves, 30 de abril de 2009

Solitarios

"Voy a irte a buscar allí, al pedazo de noche en que tropezaron de pronto tus ojos, mis ojos, tan llenos de igual soledad"
Augusto Blanca

Las plastas de lodo pegadas a sus plantas lo hacen resbalar constantemente, hace tiempo que camina sin conciencia, tropieza con las piedras del camino y las zarzas de la vereda se le van prendiendo al cuerpo, sujetándolo lo más que pueden, como si no quisieran que siga avanzando, pero por más que clavan sus espinas en la piel y en la ropa él sigue avanzando, indiferente, absorto en sus pensamientos. Me hubiera gustado traerla. Él conoce la montaña perfectamente, aquí es donde su infancia se le fue trepando árboles, corriendo, robando la verdura de las parcelas, buscando frutos y hongos silvestres, cazando ardillas y pájaros y de vez en cuando un teporingo. Sí, a ella le hubiera gustado ver estos árboles tan grandes, no hay ninguno así en la ciudad, o le encantaría el canto histérico de las aves que se sienten llenas de vida y que necesitan presumirselo al mundo, o el dulce arrorró del grillo que invita a retozar entre los pastizales. Sí, le hubiera gustado esta verde embriaguez.
Nadie en su familia sabe qué hacía ahí en sus ratos de ocio, siempre escapaba al monte una vez que acababa los deberes y se estaba ahí hasta mucho después de la puesta del sol, hasta que la luna iluminaba lo suficiente el camino para regresar. Las noches sin luna, él simplemente no regresaba, se quedaba solo en el monte y se le veía al alba, cuando los gallos gritaban como queriendo correr la oscuridad del pueblo. Su silencio, eso es lo que me gustaba, el dulce discurso del silencio. Me abría su alma a través de una mirada, un puente místico que cruza los mares torvos del ruido, ese mar que me asfixiaba era traspasado con una sola mirada, una mirada que se abría y dejaba asomar un bosque en primavera. Entonces sabía lo que ella me decía y ella sabía lo que yo deseaba. No necesitábamos usar las palabras, el estorbo del nombre que sólo limita lo nombrado, por eso éramos más libres, porque nunca fuimos nombres, sólo tú y yo. Para mí es sólo ella y nada más.
El andar es cada vez más cansado, se tiene que detener de trecho en trecho a respirar un poco y recordar el camino (hace tanto que no viene por aquí). Un camino ancho que rodea la montaña lleva a un gran páramo rodeado de grandes ocotes, pero es demasiado largo, una vereda asciende trepando la roca, a la vera del agua, abovedada por los pinos y la humedad, más cansada y rápida. La gente de los pueblos cercanos sube de vez en cuando a revisar su ganado al que deja vagar libremente por la montaña, sin más protección que una pequeña cruz de hierro incrustrada en la roca. Sí, ya recuerdo, el camino es por aquí, es defícil de encontrar un camino por donde nadie transita. Siempre traté de marcar mi propio camino, pero cuando ella me encontró fue difícil no seguirla, sus ojos se anclaron en los míos, sus ojos fueron en adelante mis ojos, mis pasos eran sus pasos. Píes sin rumbo, mirada perdida, sensación de estar en un leve sueño, como flotando sobre el concreto que dejó de serlo y ahora es una nube que nos sostiene y nosotros sólo somos dos hojas solitarias separadas por el viento, sólo andamos por la certeza de que hemos de volver a encontrarnos, por el juego de los encuentros y los besos.
En realidad nadie lo conoce, ni sus propios padres, nunca llevó un amigo a casa, ni tuvo problemas en la escuela, parecía que siempre estaba solo y nunca fue una persona social, se alejaba de sus compañeros, no por miedo u odio, sino por un instinto que lo obligaba a retirarse. Era siempre amable y cortés, pero no hacía amigos, siempre pasaba desapercibido y a los que se interesaban por él nunca les contaba más de lo necesario. Como dos fantasmas, siempre éramos dos sombras jugando a encontrarse, tu piel de sombra que me devuelve las caricias, nuestras sombras siempre se buscaron, se entrelazaron en el suelo y en la cama, esa cama siempre disponible, la cama del sueño de otoño, de los abrazos eternos, el refugio del sol que nos hería con sus flechas de luz. Siempre fuimos dos sombras besándose en los rincones de tu habitación. Después de su ingreso a la universidad dejó de ir a la montaña, parece que cambió sus excursiones infantiles por sus grandes exploraciones de los libros, los viajes imaginarios que lo ausentaban aún más, cuando estaba en casa sólo leía y sus retardos eran automáticamente atribuidos a ellos.
Sola, tú también estabas sola, vacía de recuerdos y nostalgias, volabas por las calles sin lastres, sin miedos, volabas de tu casa vacía hasta mis brazos abiertos, volabas, dormías, saltabas entre las sábanas y te fundías conmigo en un abrazo. Hace tiempo que no huye a la montaña, su familia posiblemente pensó que no lo hacía por falta de tiempo, por las nuevas responsabilidades que trae la vida universitaria, varias veces se había quedado en el campus, tal vez con un amigo. Sed nocturna, sed de labios, ansias de respirar tu pelo y evaporarme en su perfume, el vuelo y sus cadencias nos unen en el cenit, nos unimos en el vacío, en la eterna caída y nos fundimos y ya no somos cuerpos inertes, somos etéreos, somos estrellas fugaces huyendo de la noche y nos detenemos a oler la explosión de las flores y escuchamos la lentitud de las nubes y sentimos la aspereza del aire y somos y ya.
Rumores en la escuela, en la ciudad, en el pueblo, rumores mortales, son el cruel viento después de la tormenta, el último soplo del huracán. Han encontrado a una estudiante apuñalada en su dormitorio. No es de aquí, no tiene amigos ni familia, nadie la conocía, nadie la recuerda, nadie sabía si tenía amigos o no, estaba siempre sola en su cuarto o vagaba por ahí, perdida entre la multitud. Hay quien la relaciona con un muchacho, a veces se les veía juntos, pero nadie les prestaba atención. Nada se sabía de ellos. Tus ojos de agua me torturaban, tu mirada lluvia que azotaba mis ventanas, vendaval del odio. No pude resistirlo. Yo también lloré y lloví, y el agua fue licor y el licor vómito e ira. Vomité tu nombre, mil veces tu nombre, hasta no quedarme nada en las entrañas, me desgarré la garganta tratando de quemarlo pero quedó ahí, atorado, como una piedra tapando la profundidad del pozo, tu nombre piedra, sabor acre que me irrita, que arde en la punta de la lengua, tu nombre sangre, tu nombre grito, tu nombre tabú, tu nombre plegaria a un dios indiferente. Las sombras se levantan y el día deja de serlo. Sus pasos son cada vez más lentos pero está cerca. Su lugar favorito de la infancia es ahora un páramo de asolado por los tala montes, violado, saqueado, quemado. Perdóname. La cruz de hierro, escondida entre el zacate, sigue en su lugar estoicamente, aún trata de cumplir su función aunque se le nota un poco doblada. Te nombré y fuiste mía, fue mi nombre el que te di, el nombre creado para ti desde mi alma, te nombré y dejaste de ser libre, ya no fuiste tú, ni fui más yo. En su cara permanecen las huellas de largos llantos, está sucio y abatido. Recuerda el momento pero es todo dolor. Amor de hombre, amor de odio, amor mortal que surge del éter, amor droga activa, amor opio, sueño de violencia con hambre de sangre entre las manos, amos. Amor, perdóname. Trae la misma palabra entre los dientes desde hace horas: perdóname. Una cuerda sujeta a la cruz, una cuerda tensa sin música y sin guitarra. Perdóname. Perdóname
DAGS

miércoles, 29 de abril de 2009

sangre y melodía


el sonido de las botellas de vino rotas es más áspero cuando rosan con la carne, no así las espinas de ron que hormiguean y conspiran armónicamente con el canto de las latas vacías, los poros de la piedra volcánica exhalan gemidos placenteros y le susurran a la hierba seca que acarice nuestra espalda, la tierra se calienta al aumentar el ritmo y enciende las colillas y las bachas que han sido abandonadas.

sólo esas chispas nos alumbran, parecen los ojos de los lobos jadeantes y agitados, listos para comer lo que quede de nosotros, las tarántulas no saben esperar, en tu cuello al lado opuesto de mi boca húmeda hay ocho patas subiendo en escala cromática, pulsando cada cuerda de sudor que baja, tejiéndonos una melodía alrededor del rostro, una tela que nos cubre del zezeo de los mosquitos.

el polvo de mi cabello forma una gran nube gris que no nos permite ver la luna y nos aísla de la estruendosa ciudad que está enfermando un par de metros más abajo, un grillo nos pregunta quiénes sómos y qué haremos al respecto pero se aleja con el destello de tus párpados que muerden.

esta noche no hay más que música y piel llagada.

lunes, 27 de abril de 2009

HuBiErA ... (no publicar)

Alguna vez te has arrepentido de haber hecho algo? yo no, nunca me he arrepentido de nada en mi vida, eso no significa que me haya portado bien en todo este tiempo, tú sabes que no, he hecho muchas cosas, tanto buenas como malas … más malas que buenas, he incluso tan malas que me sorprende aún el hecho de que haya sobrevivido, no es algo que me enorgullezca, al contrario, hay muchas cosas que me avergüenzan y prefiero no contar, pero aún así, no me arrepiento de haber hecho todo lo que hice, y sabes por qué? porque de no haberlo hecho, no sería quién soy y no estaría donde estoy, y sabes qué? estoy muy feliz de ser quién soy, de estar donde estoy y de tener lo que tengo en todos los sentidos de la expresión … sí, como muchos he estado en momentos en que quiero morir, incluso ese sentimiento se ha convertido en una de mis musas, pero al igual que tú, son momentos que me hacen más fuerte, y como dice Juan Rodríguez Freyle:

Ninguna cosa grande se hace bien de la primera vez; y pues tan grande cosa es morir, y tan necesario el bien morir, muramos muchas veces en la vida, porque acertemos a morir bien una vez en la muerte.

Con esto tampoco quiero decir que me la pasaré haciendo estupideces a propósito para estar en situaciones cabronas o en estados emocionales decadentes (mmm … tal vez lo último sí, je), simplemente seguiré con mi vida, y al igual que tú trataré de no hacer las mismas tarugadas que hice antes, haré otras (je), porque se me presentarán situaciones nuevas que tal vez libre chido de pura chiripa o tal vez no, quién sabe, sólo deseo que no llegue el momento en que me arrepienta de haber hecho algo, porque eso significaría que seré alguien que no se agrada, que estaré donde no quiero estar y que tendré lo que no quiero tener, o peor, no estaré donde quiero ni tendré lo que quiero, por qué esto último es peor? porque al ser humano le resulta más deprimente darse cuenta de lo que le falta y no de lo que le sobra, pero eso es harina de otro costal.

Además, para que arrepentirnos si ya no hay vuelta atrás? no se puede regresar el tiempo y evitar las cosas, lo único que podemos hacer es pensar la forma de solucionar el problema que se causó o chingarnos. Me caga cuando la gente dice hubiera, como si pensar en lo que se pudo haber hecho sirviera de algo, deberíamos sustituir ese hubiera por el haré, pero somos tan webones y desidiosos que eso sólo lo hacemos cuando la situación es crítica, si no es tan grave simplemente dejamos que las cosas fluUuUuUuuUyan, lo cual creo que algunas veces está chido, cuando realmente las cosas están fuera de nuestras manos, pero no sé, aveces nos ahogamos en vasos de agua y otras veces no le damos a las situaciones la importancia que requieren, somos seres extraños, aveces podría pensar que estúpidos, pero de nuevo, esto es harina de otro costal, así que para no debrayarme más, el comentario termina aquí, pero, tú te arrepientes de algo?

UnA dE tAnTaS

Salí de la escuela dispuesta a irme por el camino que he amoldado a mis pies, pero la Música tomó mi mano y me guió por otro rumbo, uno olvidado que me recrearía viejas emociones. Yo no me opuse y la seguí dócilmente. La Melancolía nos alcanzó y nos pidió que la dejáramos acompañarnos, yo accedí, era un bonito día para estar con ellas, soleadamente solitario.

Llegamos al rumbo planeado y nos encontramos al Recuerdo trepado en un árbol. Estaba arrojando jacarandas al suelo pero al verme bajo con alegría y comenzó a dar vueltas a mi alrededor ,mientras yo continuaba caminando abrazada a la Melancolía.

En poco tiempo los juegos del Recuerdo se fueron convirtiendo en tortura para m. Se trepaba a mis hombros para que lo cargara, me jalaba para que corriera o diera vueltas con él. Si lo ignoraba me pellizcaba o tomaba una varita para picarme las costillas. Si buscaba la protección de la Melancolía era peor, ya que me empujaban contra uno y otro mientras reían a carcajadas, y si gritaba o daba muestras de fastidio lo hacían con más fuerza. La Música sólo miraba sin hacer nada. Jamás la odie como entonces, me había engañado, ella fue quién me llevó a esa situación y aún no entiendo por qué.

Al llegar al metro Universidad me sentí estúpida por dejarme llevar por la Música y permitir que la Melancolía nos acompañara. Entonces comencé a pensar la forma de deshacerme de ellas y del Recuerdo, pero mi atención se desvió al ver al Amor y al Odio copular sobre uno de los torniquetes, parecían dos bestias en pendencia, su maestría de revolcarse sobre sus fluidos sin caer me sorprendió… y me hirió.

Mientras ellos escrutaban sus cuerpos y estrujaban sus idénticos sexos, un abismo caótico se expandía de mi corazón a mi razón, cómo dos quimeras antagónicas pueden unirse de esa forma tan soez?

Quise separarlos, ordenar mi entelequia … entré en ansiedad, qué pasa aquí?... qué sucede con ellos? … tranquila … tranquila … no me toques! No me toque!! La Melancolía notando mi agitación trató de tranquilizarme, pero la empuje contra el suelo y entré corriendo. Escuché sus risas mientras bajaba las escaleras y me refugie bajo un mapa con líneas de colores.

Fantasmas reflejados en el suelo revoloteaban a toda prisa de un lado a otro zumbando como moscas alrededor del excremento … levante la mirada y miles de bultos grises eran tragados y vomitados por monstruosas serpientes naranjas … todos y todo pasaba muy rápido, y como un encantamiento mis ojos se clavaban en ellos y trataban de seguirlos a cada uno a la vez, pero cada vez eran más, … cascadas de zumbidos grises erupcionaron de las escaleras y las serpientes dejaron de tragar, sólo llegaban a expulsar … de pronto me vi hundida en una enorme aglomeración, levanté la cabeza para respirar. Las masas grises parecían enormes y horribles árboles que habían crecido a mi alrededor … volteé hacia la calle para sentir un poco de alivio, pero en cambio encontré la mirada de un sol rojo que secaba el viento … me sentí atrapada, acalorada, asfixiada, asqueada y desesperada … me levanté dispuesta a caer bajo una serpiente y terminar con el infierno, pero la Música me sostuvo por el brazo. Traté de desasirme pero ella me abrazó y con la voz quebrada me pidió perdón. Caí al suelo, bajo el mapa con líneas de colores,y comencé a llorar. Los bultos se fueron y sólo quedaron flotando inofensivos y silenciosos ojos. Alguien preguntó por mi bienestar y yo subí con indiferencia a un vagón.

La Música se sentó frente a mí, sentía su mirada pero yo sólo me abstuve a ver pasar las luces del túnel mientras la verdosa enajenación resbalaba con el sudor de mis manos. Un tenue dolor de cabeza me hizo percatarme de mis orejas, la música se había ido, sólo quedaba en mi cabeza el vago zumbido de la resaca.

viernes, 24 de abril de 2009

El amante alado.

Así queda uno más en la lista de los amantes de Lola, uno plasmado en fluorescente porque casi brilla, radioactivo y efevervescente; el primero que supo hacerlo despacio, como experimentando con el sexo tántrico. Caray ¿cuántos estilos de hacerlo pueden existir? Lola probó el sado, el masoquismo, la humillación, la relación de tres, el fetichismo, la mariguanez para agudizar los sentidos, la probabilidad de ser observada por ojos extraños, la puesta en escena del acto, las películas pornográficas como show para excitar a los amantes, pero nunca, entre las muchas perversiones, había probado, hasta entonces, la suavidad y el ritmo lento, la fragilidad del otro, la unión de las palmas de las manos, los roces de los labios tibios como aceite y los sonidos del estremecimiento como cantos. Y así Lola supo que podría volver a amar...


Es una lástima que después de tanta emoción y tanto drama, el amante fluorescente se haya ido; voló con sus nacientes alas; antes, mucho antes, de que Lola pudiera recordar la consistencia de aquello, que alguna vez, con otro hado, saboreó amor.

martes, 21 de abril de 2009

Rutina

Despertar con las sombras aún pegadas al cuerpo,
a los párpados que no quieren dejarlas.
Sacudir los últimos fantasmas de mi cama
para que corran a esconderse en un rincón abierto.
Ver siempre los mismos rostros desconocidos,
¡Todos son los mismos!
Soportar la soledad entre tanta compañía,
ciego entre ciegos, mudo entre mudos,
inválidos viviendo por instinto.
Recitarle a un sordo a gritos,
mostrarle a un ciego el color de la propia sangre.
Pensar en el suicidio al menos cuatro veces al día,
la apuesta necia entre animal y ángel,
carne de animal vivo,
supervivencia pasiva,
y la fiera celeste luchando por liberarse:
liberación, revolución, ascensión.
Volver, volar, caer, enamorarse,
sentir el vértigo del instante,
fricción, tensión, pasión, ficción.
Tocar piel de arena deshaciéndose en la mano.
Buscar inútilmente en el sexo un motivo.
Besar la sal sin encontrar los labios,
besar mintiendo
con los ojos muy abiertos,
besar fantasmas y dejarlos de lado.
Acostarse sabiendo que nada tiene sentido.

DAGS

domingo, 19 de abril de 2009

Celda

Se encontraba atrapado, sin màs compañìa que sus recuerdos, en una pequeña celda que pensò no compartìa màs que con su sombra. Su ùnico consuelo era una tenue luz que se deslizaba a travès de un mìsero hueco, fabricado como respuesta al vano intento por escapar de su pesadumbre.
Lleva mucho tiempo existiendo, tanto que ha dejado de pensar en ello, mientras que una nueva idea surge en su cabeza: nunca podrà salir de esa pesadilla. La idea se acompaña de recuerdos, de pequeños detalles que antiguamente hacìan su vida placentera. No soporta el percatarse de que jamàs volverìa a sentir el fresco rocìo cayendo por los pètalos del pensamiento al caminar por el bosque, tampoco serà capaz de plasmar otro amanecer en su mente, en su alma o en su corazòn.
La realidad que vivìa le resultaba vacua y sin ser conciente decidiò a salir de ella, a visitar algunos recuerdos, aquellos que nunca se van y uno sabe donde ha de encontrarlos, esos que viven con nosotros y no suelen necesitar la ayuda de pequeños talismanes casi imperceptibles como aromas o sonidos, asì lo hizo aunque a veces deseo que no existieran. Emprendiò su caminata por los rincones de su mente, conviviendo con palabras, sombras que se escabullìan y fantasmas que transforman las ideas en desgracias.
Mientras fraternizaba con un recuerdo, sintiò el roce de la imagen de su amada quien deambulaba entre los àrboles, lo buscaba debajo de las rocas, por el cauce del rìo, tratando con desesperaciòn de entender por què en el amanecer de sus vidas los dìas oscurecieron. Al mismo tiempo que la observaba la frustraciòn lo invadiò, no podìa ir tras ella, le era imposible. Respiraban el mismo aire, èl percibìa su càlido aliento, su voz era un murmullo entre las ramas, pero ella no podìa sentirlo, su paso era tan ligero como el del viento, su voz tan delicada como la brisa entre los dedos.
Recuerdos como estos le eran tan insoportables que se veìa obligado a emerger de la ilusiòn, aquella que se veìa afrentada por los fantasmas que fungìan como un escape momentàneo a la pesadilla que continuamente maquinaba. De vez en cuando lo sorprendìa su única verdad: estaba solo.
Aturdido confundia lo soñado con lo vivido, y no lograba vislumbrar la salida, se encontraba acorralado. Subitamente la desesperaciòn se apoderò de èl, jadeaba como si el aire le faltara y gritando con demencial ìmpetu pedìa que lo dejaran libre, que le permitieran ir tras aquel murmullo, dejando huellas mientras corre por el bosque, logrando abrazar el rocìo que se deslizaba por el pensamiento.
Tiempo despuès de haber caìdo agotado por la mezcla de desesperaciòn y frustraciòn que lo asfixiaban, surgiò una voz entre la oscuridad, porque en ese momento el sol ya habìa abandonado su mundo y la tenue luz que se escabullìa por el hueco habìa dejado de ser perceptible. La voz fue algo sorprendente, ya que se pensaba solo en medio de las tinieblas que invadìan la celda, pero la voz arrastraba palabras y quizà con ello la respuesta a su sùplica: "Eres libre en tu mundo, todo existe y tù te lo arrebatas, nadie màs que aquellos fantasmas sujetan tus manos, tu alma y sòlo intentar librarte de ellos te desgarra ¡Resignate o acèptalo porque fuera de esta pesadilla que has construido no exites!

QuErIdA pErEzA

¡Oh tú a quien el placer forma el ser!
¡maldigo tu existencia y mi amor por ti!
¡perra seductora,
te alimentas con mi tiempo y te burlas de mi dolor!
pero te dejaré,
yo lo sé,
me desprenderé de tus garras y sangrarás sobre mi cuerpo.
Creceré y me burlaré de tu desgracia,
tus labios ya no me deleitarán y jamás me volveré a entregar a ti.
Ahora yo seré tu dueña
y tú me obedecerás,
desde ahora no saldrás de mi cama, y tu único refugio será mi almohada.

viernes, 17 de abril de 2009

Para Ana

La odio
porque perturba la tranquilidad de mi sueño,
porque resuena en los huecos
y humedad de mi boca;
la odio porque la leo en los ojos,
en los míos y en los reflejos,
en los que miro
y en los que no beso.
La odio como odia la corza
las saetas que lleva el viento,
como odian las palomas
a los ciclones fieros.
La odio con todas mis entrañas.
con todo mi deseo.

DAGS

miércoles, 15 de abril de 2009

Ojos de gata

Ojos de gata,
retadores, altivos, seductores,
parece que te desnudan,
que se desnudan
con un juego imperativo.
Ojos de magma,
volcán latente,
grito ahogado por el iris,
reflexión del caos,
vértigo del vuelo
en el cielo que se encarna en tu mirada.
Evocación de la lujuria.
Ojos de tierra,
de selva en brama.
Ojos de fiera,
ágiles, temibles, feroces.
Ojos de furia.


DAGS

lunes, 13 de abril de 2009

Musas sustituibles

Daría mis manos marchitas por creer
que las musas pueden sustituirse,
por poder cambiar mi fuente de pasiones
como si fuera ropa usada.

Olvidarte hoy por la mujer
que me pondré mañana,
por el sueño imposible del martes siguiente,
por el paraíso de jardines dominicales,
por las noches de insomnio y fieras espectrales.

Qué delicioso sería poder dejarte en el camino
y olvidarte, así, sin más.

Pero no es posible.
Te llevo cargando en la maraña del pelo,
tatuada en los párpados y en los ojos,
así como en estas manos cansadas.
Te veo lejana, pero te veo
siempre que mi gusto infantil
por caminar de espaldas
me hace voltear invariablemente.
Te veo y sonrio
cada que doy un paso hacia atrás.

DAGS

domingo, 12 de abril de 2009

My MiDdLe EaSt (No publicar)

I drew this picture on September 18, 2004, I did it inspired in the song Hanina by Jasmon feat Mohammed Mounir, and for this reason the picture has the same title.

The song is on the disc Sahara Lounge which motivated me to draw this other picture on July 27 in the year 2006.


In those years I found the magic of the desert, I loved the Middle East cultures. Their religions, music, dance, clothes and stories captured my senses, since then one of my dreams is to go to this countries, feel their warmth, touch the church, breath the spices, contemplat the sun and the moon above the sand, and dance with unshod feet and the cadence of the oud, sazi, derbake, udú, req and cimbati.

Un Po' Di TeMpO (No publicar)

So che ancora ti ho,
so che stai lì piccolìssima, tanta insignificante e tenera.

Ti ho,
adesso ti ho e lottarò per te,
lo farò,
ti alimantarò con ore socievoli e allegrie affimere
alle volte false,
solo non guardarmi quando stia a buon mercato nel bagno vomitando baci alcolici e
carezze oscene,
nemmeno cerchimi quando mi lasci nella verdastra alienazione al ritmo delle
luci colorite,
smettime a buon mercato nel pascolo orinato,
nella strada nauseabonda
o nel letto eiaculato,
e permettime piangere,
smettime fruire la porcheria che sento sopra
perche e megliore che la che sento per dentro.

Ma non abbandonarmi Speranza,
non lasciarmi nei pomeriggi da sola con i ricordi di lui … di loro … di tutto.

Vieni con me allo scuola per sentiré che un aspetto della mia vita è proficuo,
non smettermi piangere nelle notti il diluiré della mia artificiale allegria,
ma aiutame a farla vera come alcuna volta lo fù.

Siedite al mio fianco nel caffè,
nel cinema
e nel teatro
per credere che la vita è bella.

Non permettere che nelle mattine conservi l’aroma di qui ho sognato.

Balla con me jondo o congo per sentire pura passione.

Baci per me la incrédula testa de mia mamma perche io non sono degna,
e aspettime ...
perche so che ottenerò che l’Orgoglio ti accompagni
alcuno giorno.

CoStUmBrE

Otra vez, así otra vez,
pero sin gozo, sólo así, así y ya, con los ojos hinchados y el corazón irritado de tanto sentir y la cabeza desmoronada …
Otra vez como zombie, con las lagrimas bloqueadas y el desahogo masticado y tragado.
Otra vez así, inyectando mis oídos de pretextos para vomitar mi desahogo.
Sólo así, evitando odiar, amar, necesitar.
Así y ya, evitando irritarme y desmoronarme más, aunque de repente un puchero de la boca me presiona a vomitar, pero ya no tengo tiempo para eso.
Mejor así, y por lo pronto fingir estabilidad y tranquilidad, y si es posible felicidad, aunque la tristeza bloquee mi respiración y me duela el pecho.
¿Será la tristeza? ¿La irritación? ¿Las dos?
Quiero dormir y no despertar por mucho mucho tiempo, y que al despertar ya no recuerde con dolor sino con dulzura.
No sé que es lo que más me duele, lo que pierdo o lo que no tengo …
pero como sea … ¡Gracias vida!

sábado, 4 de abril de 2009

Y eL sOl Se OcUlTa


Mira
el cielo está rojo, el viento sopla
y el frío abraza.
Él la ha matado
y huye mientras ella palidece como los muertos
y su sangre coagula sobre el cielo hasta ponerse negra.
Ahora lo ves,
no es un atardecer
es el asesinato de Luna.

martes, 31 de marzo de 2009

Para un tú ausente.

Negra alucinación de un profundo malviaje,
memoria hecha fragmentos,
fotografías siempre borrosas,
inundación deleznable,
irrigación de bilis por mis venas:
así veneno, intoxicación amarga
tu paso por mi cuerpo.
Mas cuanto diera para que regresaras,
y dar vuelta a las mentiras colectivas
y a las frases sinsentido.
Cuanto para que, sin reserva,
nos pintaramos de azul una vez más.

domingo, 29 de marzo de 2009

SóLo PoR eSo

No es por el viento
ni por el otoño
ni por el café.

Nada tienen que ver las sombras
y mucho menos los árboles
o la luna.

No es por ella
mucho menos por ellos
y para nada por ti.

No es por lo besos
ni por los abrazos
ni siquiera por el placer.

No es por el sabor
ni por el sudor.

Nada tiene que ver la lluvia
y mucho menos el frío
y la soledad.
No es por el calor
ni por la indiferencia.

No es por lo que no abandono
ni tampoco por lo que no gano
o no pierdo.

No es por la hora.

Nada tiene que ver lo que hice
o lo que haré.

Simplemente quiero estar aquí.

martes, 24 de marzo de 2009

Vístete

"Pero no, es abstracta, es un pájaro
de sonidos en el aire del encumbrado aire"


Fernando Pessoa




Vístete, Amor, de aquel cuerpo,
ese que tanto me gusta,
el de cabellera rizada
y sonrisa franca,
el de piernas largas
y estrecha cintura.
Mañana, quizá, usa otro:
el de piel blanca con lunares en la espalda,
el de caderas sueltas
o el de mirada terrible,
de espantosa incertidumbre,
o el de ojos oscuros
y lágrimas diáfanas.
Ponte los pies pequeños,
los que danzan con el viento,
las manos dulces
con dedos indiscretos.
Usa el nombre de santa
o, tal vez, el de Puta.
Vístete, Amor.
Vístete ya, que te espero.


DAGS

domingo, 22 de marzo de 2009

AnCoRa NoN... (no publicar)



Oggi stavo con le mie amiche e parlavamo delle cose trascendente: la torta più rica del mondo, l'albero della vita, i momenti perfetti, il gatto più bello, ecc.

Quando mi hanno domandato, immediatamente ho pensato che ho il migliore amante del mondo, ma ho tenuto silenzio per rispeto a loro.

Le poverine non sanno la maraviglia che sei tu, non hanno sentito il tuo corpo caldo e umido sui suoi, non hanno corezzato la tua soave pelle nè hanno bevuto l'amore delle tue labbra e molto meno si sono dilettate con la dolcezza del tuo sesso.

Poverine, non si sono riflettate nei tuoi occhi di tenero fuoco né hanno sentito il sussurro della tua appassionata voce e molto meno hanno sentito la penetrazione dell'estasi al fare l'amore ... per rispeto ho tenuto silenzio

martes, 17 de marzo de 2009

Caminante


Aunque avanzaba rápido el ritmo de sus pasos era pausado, sin ruido, sus movimientos eran tan ligeros que lo hacían aparecer y desaparecer entre las columnas de esos pasillos borrosos. La mirada al frente, tropezando sin mirar los accidentes del camino pero sin perturbar la armonía de las cosas que tocaba.

Tenía algo de luz, quizás de estrella, los tallos de las plantas se orientaban según su trayctoria. Con él aprendí a desplazarme en círculos, bastaba con trazar uno en dirección contraria y aplicar algo de fuerza para chocar con él violentamente e intercambiar miradas unas tres veces al día. Siempre me sonrió.

Aún después de varios años sigo encontrando reflejos de su paso. A veces son sólo los hombros que se ensanchan y se balancean como si en cualquier momento fueran a brotarles alas. Sin embargo lo que más me inquieta no es seguir hipnotizada a aquellos que tararean las mismas melodías sino hallar también ese compás de sus pisadas en la respiración de los hombres que duermen a mi lado.

lunes, 16 de marzo de 2009


Quisiera cerrar los ojos para dejar de escuchar el sabor de la realidad que quema apestosamente.

El Éxodo

He aquí el pueblo de los hijos del cine y la televisión,
el pueblo que no encuentra su lugar.
Somos los que huyen, los que se escapan,
los que se abrigan con una sábana de mariguana,
los que buscan nuevos labios en qué protegerse,
sexo frío que nos refresque
la ansiedad,
los que se pierden en los ríos místicos del alcohol,
los que nadamos sin saber la dirección.
Somos los errantes, los viajeros,
los que perdimos el verde cielo
(¿El verde infierno?).
Caminamos, caminamos, caminamos en el tedio
sobre calles de apatía.
Pedimos alojo en cualquier cantina,
cualquier pinche lugar
que nos deje perdernos.
¡Mirad, ya han abierto Las Duelistas!

DAGS

Salvación

Su último amorío había terminado hacía poco tiempo. Había durado poco tiempo. Poco tiempo tomando en cuenta la relatividad de la expresión: la percepción del tiempo es objetivamente inasible, incalculable. Había sido el amorío corto e intenso, tortuoso más de su segunda mitad, lleno de dudas y especulaciones, inseguridades alentadoras, de esas que retienen el pensamiento involuntario del que ama. El deseo y la probabilidad del fracaso eran parte del ímpetu funcional de aquella relación.

Entonces, el fracaso y el rechazo palpitaban vehementemente ante la deserción amorosa. Su aceptación se hizo presente con la condición humana como apología: una permisión quizá bastante ingrata pero redentora. En algunas noches aún odiaba la certidumbre de la ausencia, la des esperanza, la resignación absoluta justificada de manera racional y lógica, tan civilizada, fría. Perdía la capacidad de sorpresa mientras adquiría experiencia, según pensaba. Se mantenía estoica dentro de la practicidad reguladora del sentido común; ecuánime y consiente de la traducción sentimental a pensamientos definidos, materializados o idealizados mediante un proceso continuo y metódico. Poco a poco se acercaba más al control de sí misma que tanto anhelaba. O quizá
—y esto tiene más sentido— se había cansado de no obtenerlo y se conformaba con logros cada vez más nimios; dejaba la autocrítica en pos de un hedonismo de atmósfera ficticia, de autosatisfacción programada. Una especie de coma inducido lo suficientemente cómodo, de escenarios predispuestos y de algunas pocas situaciones a elegir. Así todo era mucho más simple.



De súbito llegó el tedio y con éste el tiempo de retomar una vida siempre incompleta. El primer intento había fracasado ante el desinterés de un prospecto de amado, quien sólo podía ofrecer un afecto fraternal. El segundo intento fracasó ante el desinterés de un mejor amigo cuya irrupción amorosa desvirtuó cualquier vínculo. El tercer intento se había frustrado por la apatía pasional de un amigo reciente, fortuito, con quien compartía la dulce cotidianeidad, la diversión, el agrado mutuo y el sexo. El cuarto, quinto, sexto, séptimo intento… todos desesperados, todos fugaces amores de recuerdos borrosos, deformados por el paso del tiempo, el olvido parcial y la superposición de nuevas imágenes mentales, de nuevos deseos.



El último no fue intento. Ya no. Su viejo amigo sin etiqueta apareció de entre la nada, como siempre, en el momento justo de la ocasión más peligrosa: la soledad improductiva y a la intemperie. Jamás hubiera recordado aquellos besos lejanos sin carga sentimental que ocurrieron cuando adolescentes. Jamás los hubiera recordado de no ser después de algunas cervezas justamente en el lugar de la aquella experimentación juvenil, casi perversa, ya alejada de la memoria. Entonces lo vio y la conversación grupal pareció diluirse para dar paso al cuadro perfecto de los labios de su amigo recitando la letra de una canción enigmática que ella también pronunciaba. Sus ojos adormilados chocaron con los de él después de una expectación anhelante, casi un ruego. Ella respondió con una sonrisa tierna y un guiño cómplice. Él levantó su vaso desechable para brindar y le envió un diminuto beso, imperceptible para los otros. Ella se sonrojó ligeramente y extendió su brazo para alcanzar la mano aparentemente inerte que, al contacto, apretó con una fuerza efímera. La lentitud parecía agradecida y ambos paladeaban la resequedad de las lenguas propias, sin cerveza y sin saliva.

Se adoraron entonces recíprocamente con una distancia casi de divinidad. Se amaron después sin contacto y sin deseo. Era un amor atemporal de intensidad aleatoria. Ambos lo sabían sin la certeza de que el otro lo supiera pero con cierta confianza, en un acto de absoluta fe, en que el equilibrio cósmico se mostrara a su favor esta vez.



Al terminar la reunión, todos se encaminaron hacia la avenida para abordar un taxi. Ella tomaba ahora la mano del mejor amigo de su amado, amigo en común. Ella abordó el primer taxi con quien sostenía su mano. Abrazó a su amado cerrando los ojos, con la misma sonrisa tierna y el mismo guiño cómplice, se despidió con un breve beso en la boca. Él adecuó su mano a la cintura de ella en un movimiento natural. Ella partió con el sabor equivocado. Él, aliviado, comenzó a extrañarla.

La inminencia del fracaso les daba la seguridad que el anhelo no. La carencia de deseo carnal les entregaba la eternidad subjetiva de un amor entrañable aunque intangible. Sin embargo, un oneroso estímulo los llamaba en distintas búsquedas para aparentar el oficio humano, para acumular una experiencia no siempre necesaria.

Seguirían amándose con eventual intensidad. Nunca intentarían besarse de nuevo, sin el ardor adolescente que jamás los unió, porque ahora tenían un símil de felicidad tibia, confortable, inferida.

Pasaban juntos poco tiempo. Poco tiempo tomando en cuenta la relatividad de la expresión: el tiempo no se mide con miradas.