domingo, 15 de marzo de 2009

ExPuLsAdOs PoR sEr

Hubo una vez cuando el Edén era verde y tapetes jacarandosos dejaban huellas en el césped, hubo una vez cuando los recientes hijos de las letras empezaron a reunirse para remojar sus sueños con el elixir unificador de masas y expirar sus penas con la pipa de la paz.

Risas, juegos, vomito, llanto, besos, orines y caricias rodaban por las pequeñas veredas del Edén mientras el sol expandía las alucinaciones, la luna incendiaba las razones y la resolana protegía las ilusiones.

Crecieron, aunque algunos dirían que cayeron y que el Edén se convirtió en el reflejo de sus seres podridos, pero no, los hijos de las letras sólo vivieron. La tierra seca, los árboles tristes, el olor nauseabundo, la sínica basura y la primavera ausente sí eran un reflejo, pero no de la decadencia de los letrados y filósofos, sino de la realidad descubierta, asimilada y aceptada, que aunque porquería, se puede a veces ser feliz en ella, con momentos de tristeza, inconsciencia, excitación, perdición, recuperación, amor …

Hubo una vez cuando aprendimos y llegó el turno para que los ahora nuevos hijos de las letras aprendieran, ¡peregrinemos a Las Islas! para que no nos vean los que piensan que somos una vergüenza, ¡bebamos! y contemplemos los fuegos que anuncian el nuevo patrimonio de la humanidad que nos ignora … ¡Goooooya, gooooooooooya …!

Ahora el Edén es verde y tapetes jacarandosos dejan huellas … pero ya no podemos regresar a la ignorancia ... nos han expulsado del Edén.

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